La distinción entre el medicalizado «sexo» y la categoría psicológica «género» apareció a partir de la segunda mitad del siglo XX. Uno de los primeros autores que habría utilizado tal término en un sentido distinto al gramatical fue John Money en 1955 para referirse a los comportamientos asociados a la identidad masculina y femenina de las personas, donde intervendrían factores sociobiológicos;35 36 años más tarde —en 1963— Robert Stoller sería quien introduciría la distinción sexo/género en el 23º Congreso Psicoanalítico Internacional de Estocolmo tras buscar «una palabra para poder diagnosticar aquellas personas que, aunque poseían un cuerpo de hombre, se sentían mujeres»,37 constituyéndose en el primer autor que contrastó explícitamente ambos términos38 con el fin de precisar el concepto de identidad de género con respecto al término identidad sexual, que en su opinión era más ambiguo.39 Parte de la visión de Ralph Greenson habría influenciado la concepción Stolleriana.31
El auge de los estudios feministas en la década de 1970 se apropió de la visión que Stoller desarrolló,38 y comenzó a impulsar en el mundo anglosajón40 el término gender desde un punto de vista específico de las diferencias sociales y culturales, en oposición a las biológicas existentes entre hombres y mujeres; aquí se pueden encontrar los trabajos de Kate Millet, Germaine Greer, Ann Oakley y Nancy Chodorow, entre otras.41 El uso del término «género» también se generalizó a mediados de dicha década en el mundo feminista español, especialmente con un sentido social y cultural.42
Luego, al hablar de género se está remitiendo a una categoría relacional43 y no de una simple clasificación de los sujetos en grupos identitarios, por lo que éste «guarda relación con las diferencias sociales entre hombres y mujeres en cualquier sociedad».44
En español, para algunos autores por una mera confusión idiomática de la traducción de gender —debido al doble significado en español: «género» y «sexo»—, el término «género» pasó a ser también una acepción distinta a las connotaciones gramaticales en la lengua española,45 y que ha sido criticada por la Real Academia Española por hacer un mal uso de la palabra «género» como mero calco del inglés gender que no tiene traducción en español,46 aunque en el Diccionario panhispánico de dudas indica que este término —en cuanto a sentido técnico.47